jueves, 6 de enero de 2022

Los Reyes Magos Una travesia con conocimiento

 


Todos conocemos la historia de los Magos de Oriente La Biblia que registra el Evangelio de San Mateo en el capítulo 2 versículo 1, pero ¿Que tanto era lo que conocían? quiénes eran los magos y que representaban, en el capítulo 2 del Evangelio de San Mateo nos habla de que vinieron a Herodes unos Magos de Del Oriente y llegaron a la ciudad de Jerusalén diciendo ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, de aquí podemos sacar varias conclusiones:

1.- Ellos ya sabían que el Cristo había nacido ya.

2 que era de linaje real y que era destinado a gobernar el pueblo de Israel, claro no se precisaba sí el tipo de reino sino más bien se veía como una cuestión de  que era un rey aunque Herodes lo interpreta desde el punto de vista del poder

Por otra parte digo dicen porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarle aquí también es importante porque llegaran al conocimiento por algún acontecimiento de transmisión de información que ya existía (tradiciones, libros etc), sino que ellos habían llegado a la conclusión por lo que le llaman ver su estrella es decir el estudio y la observación del cielo y venimos a adorarle también aquí es importante pues el decir la palabra venimos a adorarle implica que reconocen su naturaleza divina y entonces están hablando a la vez de un ser divino que es a la vez hombre.

Luego sigue la escritura oyendo esto el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén y convocando los principales sacerdotes y escribas del pueblo les preguntó dónde debía de nacer el Cristo aquí también nos da otra enseñanza el pueblo judío ya sabía de este acontecimiento quizás lo habían olvidado quizás no le habían dado al adecuado seguimiento y por eso el sobresalto ellos no lo pudieron identificar mientras que los Magos de Oriente sabía muy bien a qué se refería y ellos los escribas y los fariseos le dieron por respuesta a Herodes, en Belén de Judá porque así está escrito por el profeta: “Y tú Belén de la tierra de Judá no eres más la más pequeña entre las ciudades de Judá porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel”,  después de esto los Reyes procedieron a seguir su camino que ya sabían para dónde en un sentido más específico porque les habían dicho en Belén ya que se habían estado guiando hasta entonces por los las señales de los astros;  En el camino volvieron a ver la estrella y se regocijaron con muy grande gozo. De esta parte sacamos de conclusión:

3- El estudio del cielo, les llevo a la conclusión del Nacimiento del Rey de Israel,

4.- Que a la vez era Dios pues iban a adorarlo, es decir buscaban a un hombre Dios

5.- Aunque ya tenían la información, pues citaron las escrituras, Herodes y los ancianos del pueblo, se sorprendieron con la noticia

Al entrar a la casa en Belén,  imaginémonos Jose y Maria habían estado en la pobreza de la Posada del establo del lugar donde nació Cristo así que el lugar donde se alojaría poco tiempo después José y María no era algún Palacio suntuoso ni parecido,  sino alguna humilde morada y aquí nos habla un poco de la sabiduría de los Reyes porque cualquiera que se hubiera guiado con criterios meramente humanos hubiese llegado a la conclusión sí eran criterios solamente humanos que debía ser un Palacio que ser muy fastuoso muy rico y no era así entonces llegaron a ver una humilde vivienda donde estaba la madre y el hijo y les y les entregaron los presentes, la escritura dice que dice entraron a la casa vieron al niño con su madre María y postrándose lo adoraron, sí a quién se adora nada más a Dios y abriendo sus tesoros le ofrecieron oro incienso y mirra.

El regalo para el rey era el oro habían preguntado por un Dios porque era un ser que era digno de adoración y le llevaron incienso pero también le llevaron mirra que pueden algunos verlo como un símbolo de algo terrenal son hierbas amargas pero que pueden servir para para dar cierta aroma o para embalsamar cadáveres entonces aquí podríamos interpretar también que ellos sabían tenían la certeza estaban buscando a un hombre Dios que iba a ser muerto.

En resumen

6.- Son gente con sabiduría que supo reconocer a un rey y un Dios en la humildad de una morada

7.- Le regalaron presentes de oro, incienso y mirra, al Hombre Dios que habría de morir.

8.- En ellos se manifestaron todas las naciones

Esta conclusión nos indica que estos sabios de Oriente estos Magos eran personas que estudiaban que usaban la ciencia y que a través de ella llegaron a un conocimiento verdadero que no les fue revelado de otra manera pero que estaba muy cercano a lo que era necesario que supiera para los actos fundamentales que era adorarlo verlo y ofrecerle los presentes y que bíblicamente esto significa que todas la naciones rinden su pleitesía a Cristo, cabe aclarar que ellos no tenían conocimiento de las escrituras, pues eran extranjeros, y que Dios si se manifestó a ellos.

 

Juan Manuel Villanueva Derechos Reservados


jueves, 9 de febrero de 2017

3 formas de distinguir entre la voz de Dios y la voz de Satanás

Una de las habilidades que debemos desarrollar en nuestra vida espiritual es la de discernir quién nos habla en lo profundo de nuestra alma

 
Una de las habilidades que debemos desarrollar en nuestra vida espiritual es la de discernir quién nos habla en la profundidad de nuestra alma. Sin esta habilidad corremos el riesgo de seguir una voz que nos guía lejos de Dios a un lugar de eterna soledad y desesperación.
Aquí hay tres aspectos que nos ayudarán a seguir la voz del Buen Pastor en lugar de la del lobo con piel de ovejas. En particular los mensajes de Satanás siempre tienen estas tres características:
1) Están en contra de los mandamientos de Dios
Justo como con Adán y Eva en el jardín del Edén, Satanás trata de guiarnos lejos de los mandamientos de Dios. Satanás tratara de convencernos que no necesitamos ir a Misa o que la pornografía no es tan mala o que el chisme realmente no le hace daño a nadie.
Por ello es que necesitamos formar nuestra consciencia alrededor de los 10 mandamientos y no solo pensar que basta con el que no dañemos a nadie. Hay mucho más en los mandamientos que no solo no matar a nadie. Debemos buscar hacer un buen examen de conciencia.
2) Nos crean ansiedad en vez de paz
Satanás busca dividirnos y conquistar, y en el proceso crea una gran confusión en nuestras vidas.
“En efecto una de las  estrategias más comunes del diablo es su esfuerzo en alejarnos de Dios y disminuir nuestro progreso espiritual, intentar que perdamos nuestra paz interior. Así lo decía Don Lorenzo Scupoli, quien era muy querido por San Francisco de Sales, “El diablo hace todo lo posible por quitar la paz de nuestro corazón, porque él sabe que Dios habita en la paz y es en la paz donde Él completa grandes cosas” (Buscando y manteniendo la Paz: Un pequeño Tratado sobre la Paz Interior, por el Padre Jacques Philippe)
La clave aquí es siempre probar si la voz o decisión que vamos tomar nos da paz o ansiedad en nuestros corazones. Esta parte es vital para discernir la voluntad de Dios cada día, especialmente cuando se refiere a discernir nuestra vocación en la vida. Dios es un Dios de paz. 
3) Nos acusa y nos deprime
Otro aspecto clave de la voz de Dios es que Él siempre busca reafirmarnos y nos dice que somos hermosos a sus ojos como hijos suyos que somos. El Diablo trata de convencernos que somos terribles, despreciables, horribles seres humanos. Él hará todo por decirnos que no valemos nada, que somos pecadores, miserables hombres y mujeres. Luego que cometemos un pecado, Satanás, siempre nos dirá que Dios no nos ama y que no somos dignos del Cielo. Satanás es el Acusador.
El Diablo odia el Sacramento de la Confesión con toda su fuerza y hará lo que pueda para decirnos lo miserable que somos y que nunca deberíamos ser sujetos de la Misericordia de Dios.
Por el contrario, Dios siempre nos dirá lo hermosos que somos a Sus ojos y que no debemos nunca tener temor de volver a Su presencia. Él es el Padre del Hijo Pródigo, siempre listo para recibirnos después que hemos caído y levantarnos. Dios desea hacer para nosotros un banquete y sacrificar el becerro gordo. Dios es nuestro Defensor.
La batalla espiritual por nuestra alma no es fácil, pero al tomar estos tres principios estaremos mejor, siguiendo la voz de Dios en lugar de la del Enemigo que busca destruirnos.

https://www.pildorasdefe.net/aprender/fe/formas-maneras-de-distinguir-entre-la-voz-de-dios-y-la-voz-de-satanas


domingo, 12 de junio de 2016

Algunas reflexiones sobre el Apocalipsis, el discurso escatologico de Jesús, y los tiempos actuales.

Algunas reflexiones sobre el Apocalipsis, el discurso escatologico de Jesús, y los tiempos actuales. (1)


Introducción

Antes de iniciar una serie de artículos, sobre algunas reflexiones acerca de los temas descritos
necesito precisar que la intención de este trabajo es únicamente acercarme a la comprensión de los textos bíblicos sin pretender con ello contrariar, el magisterio y la enseñanza de la iglesia acerca de estos temas, mas si adentrarme en los temas que no han sido suficientemente esclarecidos.
Por lo tanto si algo fuera contra la doctrina, el magisterio o la revelación tengan por adelantado mi retractación mas, de no ser asi procurare poner argumentos que me llevan a ciertos raciocinios a la luz de todo el ayer, y del hoy.   Juan Manuel Villanueva



Aclaro también mi concepto respecto a la palabra revelada en la biblia
En muchos de los estudios que se hacen se considera solo los aspectos históricos, lingüísticos, culturales y considerando la realidad del momento, para poder interpretar adecuadamente lo que se quiso decir y que quiso transmitir el autor, en palabras de los que saben se estudia la hermenéutica, para una exegesis adecuada.
Aceptando estas formas de ver las cosas, mi concepto es que lo que fue escrito de manera original es independientemente de todas estas circunstancias, palabra de Dios, revelación misma del espiritu santo, valiéndose a un de todas las circunstancias y deficiencias humanas, y que permiten que se pueda clasificar como de inspiración divina, es decir, lo que en realidad Dios quizo decir, eso se escribió, que no lo interpretemos o entendamos es otra cosa, pero es en realidad palabra viva de Dios

En este sentido hay que comprender entonces que la fuerza del significado de algunas palabras o conceptos, ya no es la misma, y que en mucho para entenderle habria que estudiar cual era el significado original. Pongo un ejemplo, la palabra Matrimonio Del lat. matrimonium. 
que etimologicamente proviene de matrem moniun calidad de, refleja la union entre un hombre y una mujer. Hoy en dia la leyes (in)civiles modernas, le dan otro sentido, por lo que al menos en el aspecto civil culturalmente tendria otra connotación.

Tambien es necesario reflexionar que el estudio de la palabra, no puede ser solo de manera descontextualizada, literal, o de separado de toda la revelacion es necesario un estudio armonioso, por que la misma no se contradice.

Y por ultimo entender que En el caso del apocalipsis, no es posible entenderlo si el antiguo testamento, y sin dejar de apreciar el tipo apocaliptico de profecía del tipo y el anti tipo.

Quizas le aumente mas a esta introduccion pero si no conforme se van dando los escritos, estos se irán explicando.

No pretende este ser un estudio escatologico, si no mas bien unas reflexiones y opiniones sobre el tema.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Las 7 Maneras en que Dios Quiere Bendecirte

“Que Dios te bendiga”

No importa lo que pienses en la actualidad acerca de Dios, ni que tan amigo eres de Él. Él realmente tiene un fuerte deseo de bendecirte. 

Es por eso que cuando alguien te dice ´que Dios te bendiga´ te está deseando lo mejor para ti.

bendicion

La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona, implica salud, provisión y felicidad, poder y capacidad de perseverancia, en la persona que la recibe.

Pero el gran caudal de bendiciones, los milagros increíbles a cada paso, llegan cuando te conviertes en lo que Dios quiso desde el inicio que fueras.

El Génesis narra que Dios, al completar cada día de la creación, la bendijo (Cf. Gen 1-2). Cuando Noé salió del Arca, recibió la bendición de Dios (Cf. Gen 9,1). En el tiempo de los patriarcas, la cabeza de cada tribu y familia bendecía. Dios ordenaba a los sacerdotes a bendecir al pueblo (Num 6, 23-26). Jesucristo y los Apóstoles bendecían, por lo que la práctica pasó a la Iglesia como el mayor de los sacramentales.
En cada bendición de Dios narrada en la Biblia,  siempre hay una unción especial, un impacto de poder sobrenatural.
Así las bendiciones de Dios: Hicieron posibles las cosas imposibles. Dieron poder, directrices y habilidad “sobrenatural” para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Dieron autoridad espiritual a la humanidad, etc.
jesus bendicion

AQUÍ ESTÁN 7 MANERAS EN QUE DIOS BENDICE A SUS HIJOS TODOS LOS DÍAS


1) Dios quiere que ayudarte a ver las cosas desde la perspectiva del cielo

Como seres humanos, tendemos a ver las cosas desde la perspectiva de la tierra en lugar de la perspectiva del cielo. Después de todo, este es el lugar donde vivimos ahora. Es todo lo que sabemos. Pero Dios no está limitado por nada, porque nada es imposible para Él.
Así que cuando sientes que la presión en tu vida te está aplastando y falla la esperanza, mira hacia arriba. Recuerda que Él dejó el cielo para rescatarnos. Y pídele al Señor respirar el aire fresco de la visión espiritual y una visión saludable para tu ser. Esto puede hacer toda la diferencia en el mundo.

2) Dios quiere darte gozo en servir a los demás

Nadie quiere servir a los demás si su corazón está lleno de deseos egoístas. Y por naturaleza, tendemos a esa dirección en nuestro corazón.
Pero Dios cambia ese enfoque cuando viene a nuestra vida. Él no sólo hace que sea una delicia para nosotros adorarlo y servirlo a Él, sino que también se convierte en una alegría servir a los demás.
Es el opuesto a la forma en que muchas personas viven, pero es mucho más satisfactorio.

3) Dios quiere darte la paz en cualquier situación

Aunque Dios no promete a sus hijos una vida fácil en la tierra, Él promete ser nuestra fuente de paz en cualquier situación.
En otras palabras, Jesús nunca dijo que los cristianos deben llevar la cruz de la ansiedad, el miedo o la preocupación.
Esas cosas no son parte del plan de Dios para tu familia, incluso cuando Él permite que sus hijos pasen por el sufrimiento y la persecución.
hombre caminando sobre la biblia

4) Dios quiere darte ánimo en estos momentos

Dios nunca desalienta a sus hijos, nunca. Y Dios nunca quiere que sus hijos sean agobiados bajo el peso del desánimo.
Dios quiere levantarte el ánimo en estos momentos. Él puede llenarte de esperanza y Él puede alejar los sentimientos terribles de fatalidad y desaliento.
El hecho de saber lo mucho que Dios quiere eso para tí, puede ser un gran paso en la dirección de un verdadero estímulo.

5) Dios quiere llenarte del reconocimiento de su amor por tí

Si tu no sabes en lo profundo de tu corazón lo mucho que Dios te ama, la vida puede ser bastante deprimente. Pero cuando abrazas la verdad de que Dios envió a su único Hijo para salvarte de tus pecados, las cosas adquieren una nueva perspectiva.
Entender que Dios está contigo y no contra tí es un gran logro. Y a medida que tu corazón se llene de la apreciación de la bondad de Dios para tí, el resultado es un flujo constante de paz y alegría dentro de tu alma.

6) Dios quiere enseñarte cómo llevar todo pensamiento y obediencia a Cristo

Hasta que no aprendamos cómo manejar nuestros pensamientos, seremos arrastrados por cada pequeña cosa que nos distrae o nos tienta. Sólo cuando aprendemos a controlar nuestros pensamientos es que comenzamos a experimentar la paz que Dios nos quiere dara cada momento.
Y aunque todavía habrá contratiempos en el área del “manejo de los pensamientos”, la vida es mucho más agradable cuando nuestros pensamientos están en línea con la bondad de Dios y la voluntad de Dios para nuestras vidas.
cascada entre verdes

7) Dios quiere llevarte a su casa del cielo un día

Dios te quiere en el cielo tanto, que envió a su único Hijo a morir en la cruz para que pudieras ser salvado.
Tu vida en la tierra tiene muchos retos, pero el cielo será perfecto. Permite que esta gloriosa verdad llene tu alma: Dios quiere pasar la eternidad contigo. Los que confían en Jesús para la salvación son los que conocen la bendición final de Dios.
Así que ¿te gustaría tener a Dios bendiciendo tu vida hoy y para siempre?
Si es así, puedes ir al Padre a través del Hijo ahora mismo y comenzar a recibir estas 7 bendiciones de inmediato. Ve por ellas. Se alegrará cuando lo hagas.

PERO EL GRAN CAUDAL DE BENDICIONES LLEGA CUNDO TE CONVIERTES EN LO QUE DIOS QUISO PARA TI

Cuando vas a tu misión. Cuando vas a lo que realmente eres, cuando llegas a ser realmente lo mejor que puedes ser, muchos milagros después ocurren.
Disciplina. Entrega. Cuando estás desprovisto de ego, cuando estás puro, como María era pura, cuando te encuentras con la humildad; entonces, la vida misma se convierte en un milagro: todas las buenas cosas.
Pero primero tenemos que disolver la pretensión, la excusa, el fingimiento.

¿Cómo podemos ser “lo que Dios nos creó para ser” si estamos viviendo (u ocultándonos) detrás de una fachada?

Echa un vistazo en el espejo espiritual y asegúrate de que estás delante (no detrás de él).
Cuando vuelvas a lo real tuyo, auténticamente te sentirás más cómodo, como con un zapato viejo.
Cuando te quitas la máscara, cuando estás actuando en la forma en que debes actuar, sin nada que ocultar y trabajar en lo que te fue asignado hacer; las bendiciones están allí para pedirlas.
¡En abundancia!
Muchas veces ni siquiera tenemos que pedir por ellas.
mujer camina con globos y maleta
Mira todo el Antiguo Testamento: cuando estaban en un mandado para Dios, se duplicaban sus gracias (véase David; véase Moisés; mira cómo la Santísima Madre estaba “llena de gracia”). Ellos estaban tomando medidas en la dirección correcta.
Recibir la gracia es recibir lo que necesitamos para la gozosa realización de nuestro propósito. Dios honra la fe con bendiciones. Lo que es bueno se vuelve mejor.

Las falsas bendiciones colapsan. Cuando deseamos a otros la mejor – incluyendo a aquellos que nos causan problemas – queremos para nosotros mismos lo mejor también.

Muchos escriben o hablan de la religión sin practicar el espíritu de la misma. Tu puedes reconocer esto por el sentido de lo secular, por la mundanidad, por la aridez concomitante. Por el más orgulloso.
Cuando estás haciendo lo que Dios quiere y actúas como Dios quiere que actúes – y amas – puedes sentir su caricia. Es como una “llama de algodón”. Estamos protegidos en él.
Por lo general, cuando hay un obstáculo, es creado o está conectado de alguna manera a la intrusión del “yo”, que busca su propia gracia y atrae al enemigo.
Tu misión es siempre desinteresada, natural, la Voluntad de Dios; busca su voluntad (no la del mundo), se tan bueno como puedes, ejerce la sinceridad a cada paso, y se te guiará a tu verdadero propósito en la vida, sin siquiera darte cuenta.
Si hay un “bloqueo”, puede ser el enemigo, sí, pero también puede ser porque has decidido mal sobre cuál debe ser tu misión. Sólo los humildes pueden entregarse totalmente. Cuando estamos llenos de nosotros mismos somos nuestros peores enemigos.

Si Dios te “pone a dormir”, si hay aridez, es como un cirujano que anestesia a un paciente con el fin de trabajar libremente.

No te desanime cuando Dios queda en silencio.
Somos bendecidos cuando estamos sirviendo a los demás. Somos bendecidos cuando deseamos en los otros lo mejor, y de nuevo, entre los que nos causan problemas.
Somos bendecidos cuando resolvemos hacer lo contrario de lo que hemos hecho mal.
Caminar en la entrega y la fe como lo hizo María, completan tu tarea.
Se moldeable – flexible – en la Presencia de Dios, ya sea que lo sientas a él o no.


Tomado de foros de la Virgen
http://forosdelavirgen.org/78535/7-maneras-en-que-dios-quiere-bendecirle-2014-05-20/

domingo, 2 de agosto de 2015

La vida y la cruz

Quizás muchos no entiendan, esa realidad inherente al se humano pero que bien podriamos decir se manifiesta en lo que podriamos llamar, la ciencia de la cruz.
 Para muchos inentendible el llamado que Jesus hace para quienes quieran seguirlo,
Que se niegue a si mismo
Que tome su cruz y
que me siga

 Esto es muchas veces  muy dificil de entender, en este mundo en que lo que cuenta es el exito, el triunfo, el estar por encima de los demas, el destacar, la gloria, y sin embargo en vez de seguir esos parametros el llamado para el triunfo es negarse a si mismo, tomar la cruz y seguir al maestro.
 Algo importante debe ser eso de tomar la cruz, algo importante que es existente y no impuesto, sin embargo antes de proseguir con este tema solo desarrollare muy rapidamente el primer punto.

 Que es negarse a si mismo, evidentemente es algo relacionado con la voluntad, negarme a mis caprichos, mis voluntades personales, mi manera y forma de hacer y ver las cosas, entregarle a Dios, las cosas para que se haga tambien su voluntad en vez de la mia, sus planes en vez de los mios, todo un tema del que tambien hablaremos en otra ocasion.

 Regresando al punto, que es eso de tomar la cruz, es algo que existe para cada ser, no fue una ocurrencia de nuestro señor, es decir no se lo invento, no fue un requisito nomas por que si, para que ahi este mi sello personal, aunque la pedagogia de la salvacion eso nos da a entender, por que bastaria con la sangre derramada en la circuncision por ejemplo, para redimir al genero humano, una gota de sangre del infinito, para comprar todo lo finito, pero no eligio que las cosas fueran asi, eligio lo que pedagogicamente nos convenia, la mejor demostracion del amor darse todo, y darse en la cruz.

Pero ¿Es necesario llevar una cruz?, el si la podia aguantar, por que era Dios, pensara algun aventurado, mas bien nos enseña que que no tenia ningun pecado, el como llevarla los que si tenemos.
La cruz es nuestra inperfeccion, nuestro pecado, nuestra naturaleza caida y sus consecuencias, el mal uso de nuestra libertad, esa es nuestra cruz, esa es la que tendremos que tomar, y las consecuencias de todas esas cosas, ademas de las cosas que en nombre de nuestra "libertad", le vamos echando mas carga a la cruz, la vamos haciendo mas grande, el que roba, el que decide, vivir en adulterio, el que mata etc, son las consecuencias de las desiciones que libremente tomamos y de las circunstancias con que nos topamos.
 ¿Como habremos de afrontarlas? La actitud con la que que tomemos los problemas de la vida, depende mucho de nuestro camino, quien para los problemas de la vida son solo obstaculos, oportunidades, para revolcarse en su propio dolor etc, ciertamente no avanzara mucho y es el quejarse en el caminar de llevar una cruz, pero si tenemos otra actitud, como la de verle el lado amable a todos los problemas, obstaculos, nuestras imperfecciones y errores, entonces veremos la cruz como una oportunidad de superacion, purificacion y aprendizaje, llevar la cruz es pues parte de la naturaleza humana, la cuestion es si queremos o no hacerlo y ademas seguir el camino de Cristo.
 JM

lunes, 6 de octubre de 2014

Imperdibles consejos del Padre Pío sobre como tratar al ángel de la guarda y las locuciones interiores

Haciendo uso de su experiencia. El Padre Pío experimentó en su vida encuentros con ángeles y llegó a conocerlos bien. Y también recibió locuciones interiores que tuvo que discernir de quien venían y como tenía que actuar respecto a ellas. padre pio En una carta que escribió el 15 de julio de 1913 a Annita, le da, y nos da, una serie de invalorables consejos sobre cómo actuar con respecto al ángel de la guarda, a las locuciones y a la oración. Querida hija de Jesús, Que tu corazón siempre sea el templo de la Santísima Trinidad, que Jesús aumente en tu alma el ardor de su amor y que él siempre te sonría como a todas las almas que él ama. Que María Santísima te sonría durante todos los acontecimientos de tu vida, y abundantemente sustituya a la madre terrenal que te falta. Que tu buen ángel de la guarda vele siempre sobre ti, que pueda ser tu guía en el camino escabroso de la vida. Que siempre te mantenga en la gracia de Jesús y te sostenga con sus manos para que no puedas tropezar en una piedra. Que te proteja bajo sus alas de todas las trampas del mundo, del demonio y la carne. Tienes gran devoción, Annita, a este ángel bueno; ¡Qué consolador es saber que cerca de nosotros hay un espíritu que, desde la cuna hasta la tumba, no nos deja ni por un instante, ni siquiera cuando nos atrevemos a pecar. Y este espíritu celestial nos guía y protege como un amigo, un hermano. Pero es muy consolador saber que éste ángel ora sin cesar por nosotros, ofrece a Dios todas nuestras buenas acciones, nuestros pensamientos, nuestros deseos, si son puros. Por el amor de Dios, no te olvides de este compañero invisible, siempre presente, siempre dispuesto a escucharnos y listo para consolarnos. ¡Oh deliciosa intimidad!, ¡Oh deliciosa compañía! ¡Si tan sólo pudiéramos comprenderlo! Mantenlo siempre presente en el ojo de tu mente. A menudo recuerda la presencia de este ángel, dale las gracias, órale a él, siempre mantén la buena compañía. Ábrete tu misma a él y confíale tu sufrimiento a él. Ten un miedo constante de ofender la pureza de su mirada. Sabe esto y mantenlo bien impreso en tu mente. Él es muy delicado, muy sensible. Dirígete a él en momentos de suprema angustia y experimentarás su ayuda benéfica. Nunca digas que estás sola en la batalla contra tus enemigos. Nunca digas que no tienes a nadie a quien puedas abrirte y confiar. Harías para este mensajero celestial una grave equivocación. Por lo que respecta a las locuciones interiores, no te preocupes, pero ten calma. Lo que se debe evitar es que tu corazón se una a estas locuciones. No les des demasiada importancia a ellas, demuestra que eres indiferente. Ni desprecies tu amor, ni el tiempo para esas cosas. Siempre da respuesta a estas voces: “Jesús, si eres tú el que está hablandome, dejame ver los hechos y las consecuencias de tus palabras, es decir, la virtud santa en mí”. Humíllate delante del Señor y confía en él, gasta tus energías por la gracia divina, en la práctica de las virtudes, y luego deja que la gracia obre en ti como Dios quiera. Es la virtud la que santifica el alma y no los fenómenos sobrenaturales. Y no te confundas a ti misma tratando de entender qué locuciones vienen de Dios. Si Dios es su autor, uno de los signos principales es que en cuanto escuchas esas voces, llenan tu alma con miedo y confusión, pero después, te dejan una paz divina. Por el contrario, cuando el autor de las locuciones interiores es el diablo, comienzan con una falsa seguridad, seguido de agitación y un malestar indescriptible. No dudo en absoluto de que Dios es el autor de las locuciones, pero hay que ser muy cauteloso porque muchas veces, el enemigo mezcla una gran cantidad de su propio trabajo a través de ellas. Pero esto no te debe asustar, éste es el juicio al que fueron sometidos, incluso los más grandes santos y las almas más ilustradas, y que fueron aceptables al Señor. Debes sencillamente tener cuidado de no creer en estas locuciones con demasiada facilidad, sobre todo cuando ellas se relacionen en cómo debes comportarte y lo que debes hacer. Debes recibirlas y enviarlas a juicio de quien te dirige. A continuación, debes resignarte a su decisión. Por lo tanto lo mejor es recibir las locuciones con mucha cautela e indiferencia constante. Compórtate de esta manera y todo va a aumentar tu mérito ante el Señor. No te preocupes de tu vida espiritual; Jesús te ama mucho, y trata de corresponder a su amor, siempre avanzando en santidad delante de Dios y de los hombres. Ora vocalmente también, que aún no ha llegado el momento de dejar estas oraciones, y con paciencia y humildad soporta las dificultades que experimentas en hacer esto. Que estés pronta también a someterte a las distracciones y la aridez, y no debes, de ninguna manera, abandonar la oración y la meditación. Es el Señor que quiere tratarte de esta manera para tu provecho espiritual. Perdóname si termino aquí. Sólo Dios sabe lo mucho que me cuesta escribir esta carta. Estoy muy enfermo, reza mucho para que el Señor pueda desear librarme de este cuerpo pronto. Te bendigo junto con la excelente Francesca. Que puedas vivir y morir en los brazos de Jesús. F. Pio Fuentes: Te Deum, Signos de estos Tiempos y http://juventutem-argentina.blogspot.mx/2014/10/imperdibles-consejos-del-padre-pio.html

viernes, 5 de septiembre de 2014

Cualidades del cuerpo glorioso.

Para el conocimiento de los temas referidos a la escatología,al conocimiento de todo lo relativo al más allá, es decir, a saber qué es lo que nos espera, disponemos de muy pocos datos revelados por el Señor, bien sea por medio de las revelaciones evangélicas, que son revelaciones de carácter público, o por medio de revelaciones de carácter privado hechas por el Señor a determinadas personas que generalmente, hoy en día están canonizadas. El ser humano, como sabemos, está formado por un “todo” de carne y espíritu. El espíritu o alma humana es inmortal, y cuando abandonemos este mundo, el alma nuestra alma, no fenecerá y más tarde, en la Parusia, ella se unirá al cuerpo resucitado, para volver a formar ese “todo”, que es la persona humana. El Señor nos dejó dicho: “Yo soy la resurrección y la Vida; el que cree en Mi, aun cuando hubiese muerto, vivirá, y todo el que vive y cree en Mi, no morirá para siempre”. (Jn 11, 25). Y también que: “… llegará la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán; los que hicieron el bien resucitarán para la vida, y los que hicieron el mal resucitarán para la condenación”. (Jn 5,28-29). Lo que resulta pues incuestionable, es la llamada “resurrección de la carne”, pues si esta no se efectuase, la muerte no habría sido vencida para todos nosotros, sino solo para el Señor y su Madre, que ya gozan de un cuerpo glorioso. La cuestión o pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo será ese nuevo cuerpo que obtengamos? ¿Será el mismo exactamente? ¿Qué cualidades tendrá? San Pablo en la primera epístola a los Corintios, nos dice, que: “… se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. En efecto, así es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida. Más no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual. El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo. Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes”. (1Co 15,43-48). La resurrección no es la recuperación del cuerpo abandonado por el alma, ni tampoco la continuación de la vida anterior, sino el principio de una vida nueva. El error de los ilustrados saduceos, consistía en que no podían imaginar la resurrección, más que como la restauración de la vida corporal interrumpida por la muerte. Cristo les dice que el cuerpo resucitado y el antiguo cuerpo existen de maneras distintas. Ser resucitado no significa, por tanto, continuar o reanudar sin fin, para siempre la existencia terrena. Con su inagotable fuerza creadora, Dios resucitará a los hombres con otro cuerpo distinto e imposible de describir con los medios de nuestro conocimiento actual. Entre la existencia terrena y la existencia del resucitado hay, sin duda, una relación, pero a la vez se extiende entre ambas formas de existencia un abismo imposible de traspasar con las fuerzas humanas. La resurrección de nuestro cuerpo será hecha en la medida que sea necesaria, para que el nuevo cuero, el cuerpo glorioso, sea capaz de soportar la gloria del alma, por lo que exactamente nuestro cuerpo glorioso no será igual al que actualmente tenemos. El alma ya invadida del fuego del Amor a Dios que ha recibido de la contemplación de la Luz divina, necesita de otro soporte, de otra vasija, de otro cuerpo apto para soportar nuestra alma transformada, por este Amor divino que habrá recibido, porque tal como nos dice el teólogo dominico Royo Marín: Mil veces por encima de la gloria del cuerpo, está la gloria del alma. El alma vale mucho más que el cuerpo. Acá en la tierra, el mundo, el demonio y la carne no nos lo dejan ver. En el otro mundo veremos todo con toda claridad. El cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, escribía: “Ante todo, no es necesaria la misma materia para que el cuerpo pueda ser considerado el mismo”, y ha hecho notar que toda la Tradición eclesiástica (doctrinal y litúrgica) impone, como limitación, que el cuerpo resucitado debe incluir las “reliquias” del antiguo cuerpo terreno si todavía, al realizarse la resurrección, existen en cuanto tales”. En otras palabras, el dogma de la resurrección implica una transformación del cuerpo: de forma que siendo el mismo, no será exactamente el mismo. El magisterio de la Iglesia ha insistido fuertemente en la identidad del cuerpo resucitado, pero no ha explicado, que se requiere para que el cuerpo resucitado sea numéricamente el mismo. Este tema puede tener su importancia en relación a las incineraciones, tan de moda últimamente, pero a las cuales la Iglesia no se ha opuesto. En todo caso, sobre las propiedades o cualidades de un cuerpo humano glorificado, poco nos dicen las Escrituras y la escatología. Ambas se apoyan en la similitud no identidad, que el cuerpo humano glorificado tendrá con el de Cristo. El cuerpo glorioso del resucitado, ya no estará esclavizado a las leyes del espacio y del tiempo, aunque al igual que el de Cristo quedará unido de algún modo al espacio y al tiempo. San Pablo, en la epístola a los Corintios enumera como propiedades del cuerpo resucitado: Está dotado de perennidad, fuerza y gloria, es decir, inmortalidad, ya que al igual que los ángeles estarán dotados de vida inmortal, y carecerán de la angustia de morir. Fuerza o fortaleza, porque según San Pablo, esta es una característica de toda actuación de Dios. El hecho de que la atribuya al cuerpo resucitado significa que ese cuerpo está lleno del omnipotente fuego del amor divino y de la validez de la verdad celestial. El cuerpo resucitado será además glorioso y bello. La gloria es, según las Escrituras, una propiedad de Dios y de Cristo resucitado. Sobre el cuerpo resucitado se extiende también la gloria de Cristo El cuerpo glorioso pertenecerá a la vida celestial y no a la terrestre. Estará lleno del esplendor que vieron los apóstoles cuando se les apareció el Señor glorificado, o la claridad de la llamada “luz tabórica”, que vieron los tres discípulos, en la cumbre del monte Tabor. También se hace referencia en las Escrituras, a esta luz en el Éxodo, cuando nos relata el velo que se ponía Moisés en el rostro, en sus visitas a la tiende del encuentro en el Sinaí. Es esta una abundancia y plenitud de luz que los ojos humanos no pueden resistir ya que como dicen las escrituras: Los justos lucirán como soles (Mt 13,14). De acuerdo con la doctrina tradicional, los cuerpos resucitados y gloriosos estarán tan empapados por el alma que gozarán de muchas cualidades espirituales similares a las que tuvo el cuerpo resucitado del Señor. Las cuatro propiedades tradicionales, serán pues resumiendo: Impasibilidad, ya no sufren dolores ni muerte. Agilidad, para ir donde el alma desee. Sutileza, capaces de atravesar cuerpos materiales. Claridad, serán brillantes, con una belleza radiante de esplendor que variará según la santidad que cada uno alcanzó en esta vida. En cuanto a los cuerpos de los condenados, también estos resucitarán y tendrán propiedades diferentes de los cuerpos actuales. Pero no serán glorificados. Por ejemplo, serán inmortales pero sufrirán dolores y carecerán de esplendor. Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga. fuente http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=4109&mes=8&ano=2012

lunes, 1 de septiembre de 2014

(281) Liturgia –17. Eucaristía, 12. La comunión (c), frecuencia conveniente y efectos

–Este tema es sin duda más gordo que los otros que ha tratado sobre la comunión. –Bueno, casi mejor digamos que es más importante, más grave y transcendente. –La frecuencia de la comunión, actitudes diversas durante siglos En la antigüedad cristiana, sobre todo en los siglos III y IV, hay numerosas huellas documentales que hacen pensar en la normalidad de la comunión diaria. Los fieles cristianos más piadosos, respondiendo sencillamente a la voluntad expresada por Cristo, «tomad y comed, tomad y bebed», veían en la comunión sacramental el modo normal de consumar su participación en el sacrificio eucarístico. Sólo los catecúmenos o los pecadores sujetos a disciplina penitencial se veían privados de ella. Pronto, sin embargo, incluso en el monacato naciente, este criterio tradicional se debilita en la práctica o se pone en duda por diversas causas. La doctrina de San Agustín y de Santo Tomás podrán mostrarnos autorizadamente esta diversidad de prácticas. Santo Tomás (+1274), tan respetuoso siempre con la tradición patrística y conciliar, examina la licitud de la comunión diaria, adivirtiendo que, por parte del sacramento, es claro que «es conveniente recibirlo todos los días, para recibir a diario su fruto». En cambio, por parte de quienes comulgan, «no es conveniente a todos acercarse diariamente al sacramento, sino sólo las veces que se encuentren preparados para ello. Conforme a esto se lee [en Genadio de Marsella, +500]: “ni alabo ni critico el recibir todos los días la comunión eucarística”» (STh III,80,10). Y en ese mismo texto Santo Tomás precisa mejor su pensamiento sobre la frecuencia de la comunión: «El amor enciende en nosotros el deseo de recibirlo, y del temor nace la humildad de reverenciarlo. Las dos cosas, tomarlo a diario y abstenerse alguna vez, son indicios de reverencia hacia la eucaristía. Por eso dice San Agustín [+430]: “cada uno obre en esto según le dicte su fe piadosamente; pues no altercaron Zaqueo y el Centurión por recibir uno, gozoso, al Señor, y por decir el otro: “no soy digno de que entres bajo mi techo”. Los dos glorificaron al Salvador, aunque no de una misma manera. Con todo, el amor y la esperanza, a los que siempre nos invita la Escritura, son preferibles al temor. Por eso, al decir Pedro “apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador”, responde Jesús: “no temas”» (ib. ad 3m). –Durante muchos siglos la comunión fue infrecuente Prevaleció en la Iglesia durante mucho tiempo, incluso en los ambientes más fervorosos, la comunión poco frecuente, practicada sólo en algunas fiestas señaladas del Año litúrgico. O la comunión mensual o semanal, siempre con el permiso del confesor, y normalmente precedida por el sacramento de la penitencia. Recordemos un ejemplo. Bien conocemos la inmensa devoción de Santa Clara de Asís a la Eucaristía (1193-1993). La tradición iconográfica nos la representa siempre con la Custodia en la mano. Pues bien, en la llamada Regla propia de Santa Clara se establece que las hermanas «se confiesen al menos doce veces al año, con permiso de la abadesa… y comulguen siete veces; a saber: el día del nacimiento del Señor, el Jueves Santo, el día de la Resurrección del Señor, el de Pentecostés, el de la Asunción de la bienaventurada Virgen [siglos antes de su declaración como dogma], en la fiesta de San Francisco, y en la de Todos los Santos» (Regla III,12-14). Normas como ésta fueron vigentes durante siglos, de un modo u otro, en religiosos y laicos. Nos hacen comprobar, por otra parte, que la confesión frecuente se generalizó entre los más fieles cristianos mucho antes que la comunión frecuente. La tendencia a demorar mucho las comuniones eucarísticas se acentuó aún más, hasta el error, con el jansenismo. Por eso, sin duda, uno de los actos más valiosos realizados por el Magisterio pontificio en la historia de la Iglesia es el decreto de San Pío X Sacra Tridentina Synodus (20-XII-1905). –San Pío X recomienda en él la comunión frecuente y aun diaria, bajo determinadas condiciones, unificando así antiguas y venerables tradiciones, aunque nunca unánimes y universales, y saliendo en contra al mismo tiempo en contra del rigorismo jansenista. Resumo el decreto. «El deseo de Jesucristo y de la Iglesia de que todos los fieles se acerquen diariamente al sagrado convite se cifra principalmente en que los fieles, unidos con Dios por medio del sacramento, tomen de ahí fuerza para reprimir la concupiscencia, para borrar las culpas leves que diariamente ocurren, y para precaver los pecados graves a que la fragilidad humana está expuesta; pero no principalmente para mirar por el honor y reverencia del Señor, ni para que ello sea paga o premio de las virtudes de quienes comulgan. De ahí que el santo Concilio de Trento llama a la eucaristía “antídoto con que nos libramos de las culpas cotidianas y nos preservamos de los pecados mortales"». Según esto: «1. La comunión frecuente y cotidiana… esté permitida a todos los fieles de Cristo de cualquier orden y condición, de suerte que a nadie se le puede impedir, con tal que esté en estado de gracia y se acerque a la sagrada mesa con recta y piadosa intención. «2. La recta intención consiste en que quien se acerca a la sagrada mesa no lo haga por rutina, por vanidad o por respetos humanos, sino para cumplir la voluntad de Dios, unirse más estrechamente con Él por la caridad, y remediar las propias flaquezas y defectos con esa divina medicina. «3. Aun cuando conviene sobremanera que quienes reciben frecuente y hasta diariamente la comunión estén libres de pecados veniales, por lo menos de los plenamente deliberados, y del apego a ellos, basta sin embargo que no tengan culpas mortales, con propósito de no pecar más en adelante… «4. Ha de procurarse que a la sagrada comunión preceda una diligente preparación y le siga la conveniente acción de gracias, según las fuerzas, condición y deberes de cada uno. «5. Debe pedirse consejo al confesor. Procuren, sin embargo, los confesores no apartar a nadie de la comunión frecuente o cotidiana, con tal que se halle en estado de gracia y se acerque con rectitud de intención» (Denz 3375-3383). Comentario al decreto de San Pío X Adviértase que, al considerar la cuestión, San Pío X, con lucidez de Papa y de Santo, indica ante todo «el deseo de Jesucristo» de unirse a los fieles con frecuencia en ese abrazo inefable de la comunión eucarística… Eso es lo más importante… ¿Cómo no salir a su encuentro para consumar frecuentemente esa perfecta unión eucarística deseada por nuestro Señor y Salvador? 1 y 2.- Basta el estado de gracia y la recta intención para comulgar con frecuencia. La recta intención, descrita por el Papa con precisión, excluye la rutina, la vanidad, los respetos humanos. 3.- Esta condición tercera muy frecuentemente es ignorada y es desobedecida. Ignorada porque no se predica, y desobedecida porque entre los que comulgan con frecuencia muchos no están «libres de pecados veniales, por lo menos de los plenamente deliberados, y del apego a ellos». Es decir, son comulgantes que se acogen a un permiso dado por el Papa sin cumplir, y sin tener siquiera intención de cumplir, una condición que él indica como «sobremanera conveniente». Obraban bien –y obran bien– aquellos confesores y directores espirituales que no autorizaban o aconsejaban la comunión frecuente a los fieles en los que veían apegos desordenados no combatidos, sino admitidos con clara y habitual conciencia; costumbres malas –aunque no se trate de materias graves– auto-consentidas sin combate espiritual suficiente; es decir, a los fieles en los que no hay ciertamente una voluntad real de ir adelante en el camino de la santidad. A esta exigencia 3ª, propia del amor verdadero al Señor, enseñada por el Papa, añadía él mismo esta consideración: aunque «basta sin embargo que no tengan culpas mortales, con propósito de no pecar más en adelante». Con propósito de no pecar más adelante… ¿Existe ese propósito? El comulgante y su consejero espiritual deberán discernirlo. 4.- También este requisito es muy frecuentemente omitido: tanto la preparación para la comunión como la acción de gracias en no pocos casos son prácticamente inexistentes. 5.- La exigencia del «consejo del confesor» es una condición hoy prácticamente inaplicable, y no sólo por la grave falta de sacerdotes confesores, sino porque la mayoría de éstos –quizá– ignoran las condiciones señaladas en la Sacra Trydentina Synodus para hacer recomendable la comunión frecuente. Según este análisis somero, puede estimarse que el Decreto de San Pío X ha tenido un doble efecto –como ocurre con todas las normas de la Iglesia, cuando no se aplican bien, según su letra y su espíritu–. Ha tenido efectos positivos y otros negativos. Ha sido causa de inmensos beneficios para el pueblo cristiano esa recomendación de la comunión frecuente. Pero también ha sido ocasión de innumerables abusos; pérdida de veneración por la comunión eucarística; comuniones masivas en las comunidades cristianas –por ejemplo, con ocasión de bodas o primeras comuniones–, en las que quizá muchos de los comulgantes no están en gracia de Dios, y probablemente no se han acercado al sacramento de la penitencia durante años. San Pablo habla claramente sobre la posibilidad de comuniones indignas: «Quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre a sí mismo y entonces coma del pan y beba del cáliz; pues el que sin discernir come y bebe el cuerpo del Señor, se come y bebe su propia condenación. Por esto hay entre vosotros muchos flacos y débiles, y muchos muertos» (1Cor 11,27-29). Atribuye el Apóstol los peores males de la comunidad cristiana de Corinto a un uso abusivo de la comunión eucarística… Esto ha de llevarnos hoy a considerar de nuevo con toda atención el tema de la disposición espiritual que es conveniente para la comunión, y especialmente para la comunión frecuente. Parece claro que en la grave cuestión de la comunión frecuente, la tentación más grave de error es hoy la actitud laxista, y no el rigorismo jansenista, siendo una y otro graves errores. Pero en todo caso, entre ambos extremos de error, la doctrina de la Iglesia católica, tal como está expresada en el decreto de San Pío X, permanece vigente. Hoy «la Iglesia recomienda vivamente a los fieles recibir la santa eucaristía los domingos y los días de fiesta, o con más frecuencia aún, incluso todos los días» (Catecismo 1389). Y lo recomienda, insisto, según las condiciones sabiamente enseñadas por el santo Papa Pío X. –La oración en silencio después de comulgar La práctica devocional de la Iglesia ha dado siempre una importancia muy notable al tiempo de oración después de la comunión. Muchos santos ha recibido gracias muy especiales, a veces decisivas para su vida, en la oración posterior a la comunión. Santa Teresa de Jesús, concretamente, con gran frecuencia recibe en la comunión las gracias más notables de las que refiere: «Me dio el Señor hoy, acabando de comulgar»…, «Habiendo un día comulgado…». Y ya hemos visto cómo San Pío X recomendaba esa «conveniente acción de gracias» posterior a la comunión eucarística, por ser un momento muy especial de gracia. Por eso es aconsejable realizarla fielmente, bien sea en el silencio inmediato a la comunión, que a veces se hace demasiado brevemente, o bien quedándose un rato en la iglesia después de finalizada la misa. Es lo que la Iglesia recomienda. Para que los fieles «puedan perseverar más fácilmente en esta acción de gracias, que de modo eminente se tributa a Dios en la misa, se recomienda a los que han sido alimentados con la sagrada comunión que permanezcan algún tiempo en oración» (Instruc. 1967, Eucharisticum mysterium 38). –Oración post-comunión Después de ese tiempo, más o menos largo, «para terminar la súplica del pueblo de Dios y también para concluir todo el rito de la Comunión, el sacerdote dice la oración después de la comunión, en la que se suplican los frutos del misterio celebrado» (OGMR 89). Estos frutos son incesantemente indicados y pedidos en las oraciones de postcomunión. En efecto, si hacemos una lectura seguida de postcomuniones de la misa, iremos conociendo claramente cuáles son los frutos normales de la participación eucarística, pues lo que pide la Iglesia en esas oraciones, con toda confianza y eficacia, coincide precisamente con lo que el Señor quiere dar en la liturgia de la misa. Esto es lo propio de toda oración litúrgica, que realiza lo que pide. Veamos, a modo de ejemplo, algunas peticiones incluidas en postcomuniones de domingos del Tiempo Ordinario: …«te suplicamos la gracia de poder servirte llevando una vida según tu voluntad» (1). «Alimentados con el mismo pan del cielo, permanezcamos unidos en el mismo amor» (2). «Cuantos hemos recibido tu gracia vivificadora, nos alegremos siempre de este don admirable que nos haces» (3). «Que el pan de vida eterna nos haga crecer continuamente en la fe verdadera» (4). «Concédenos vivir tan unidos en Cristo, que fructifiquemos con gozo para la salvación del mundo» (5). «Busquemos siempre las fuentes de donde brota la vida verdadera» (6). «Alcanzar un día la salvación eterna, cuyas primicias nos has entregado en estos sacramentos» (7; intención frecuente: cf. 20, 26, 30, 31). «Sane nuestras maldades y nos conduzca por el camino del bien» (10). «Que esta comunión en tus misterios, Señor, expresión de nuestra unión contigo, realice la unidad de tu Iglesia» (11). «Condúcenos a perfección tan alta, que en todo sepamos agradarte» (21). «Fortalezca nuestros corazones y nos mueva a servirte en nuestros hermanos» (22). «Sea su fuerza, no nuestro sentimiento, quien mueva nuestra vida» (24). «Nos transformemos en lo que hemos recibido» (27). «Nos hagas participar de su naturaleza divina» (28). «Aumente la caridad en todos nosotros» (33). «No permitas que nos separemos de ti» (34). «Encontrar la salud del alma y del cuerpo en el sacramento que hemos recibido» (Trinidad). Salud del alma «y del cuerpo». La experiencia de los santos coincide con lo que la oración litúrgica expresa como efecto propio de la comunión. Santa Teresa, por ejemplo, da frecuentes testimonios de este efecto inefablemente benéfico de la comunión eucarística en su salud corporal, habitualmente tan mala: …«llegándome a comulgar, queda el alma y el cuerpo tan quieto, tan sano y tan claro el entendimiento», etc. «Y tengo experiencia de esto, que son muchas veces, al menos cuando comulgo, ha más de medio año que notablemente siento clara salud corporal» (Cuenta de conciencia 1,31: octubre-diciembre 1560). La Beata Ana Catalina Emmerich (1774-1824), estigmatizada, y tantas veces en una situación verdaderamente agonizante, «revivía» cuando le era administrada la comunión, y recuperaba su estado normal de temple y de habla. Éstos y otros preciosos efectos que la Iglesia pide al Señor con audacia y confianza en la oración postcomunión –como también los pide en la oración colecta y la del ofertorio– son los que la Eucaristía causa de suyo en nosotros, según Dios lo quiera, si no ponemos impedimentos a la acción del Cristo, que se une sacramentalmente a nosotros con pan y medicina celestial (cf. Catecismo, frutos de la comunión: 1391-1398). José María Iraburu», sacerdote fuente infocatolica.com

sábado, 30 de agosto de 2014

¿Por qué confesarme con un Sacerdote? Yo me confieso directo con Dios. Responde Papa Francisco

En su catequesis del 19 de Abril de 2014 en la Plaza de San Pedro ante miles de fieles presentes, el Papa Francisco explicó la importancia y la necesidad de confesarse; y respondió a los que creen erradamente que basta confesarse “solamente con Dios” sin acudir a un sacerdote. El Santo Padre comentó en su alocución que “alguno puede decir: ‘Yo me confieso solamente con Dios’. Sí, tú puedes decir a Dios: ‘Perdóname’, y decirle tus pecados. Pero nuestros pecados son también contra nuestros hermanos, contra la Iglesia y por ello es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos, en la persona del sacerdote”. “‘Pero, padre, ¡me da vergüenza!’. También la vergüenza es buena, es ‘salud’ tener un poco de vergüenza. Porque cuando una persona no tiene vergüenza, en mi país decimos que es un ‘senza vergogna’ un ‘sinvergüenza’. La vergüenza también nos hace bien, nos hace más humildes. Y el sacerdote recibe con amor y con ternura esta confesión, y en nombre de Dios, perdona”. El Papa resaltó luego que “desde el punto de vista humano, para desahogarse, es bueno hablar con el hermano y decirle al sacerdote estas cosas, que pesan tanto en mi corazón: uno siente que se desahoga ante Dios, con la Iglesia y con el hermano. Por eso, no tengan miedo de la Confesión. Uno, cuando está en la fila para confesarse siente todas estas cosas –también la vergüenza– pero luego, cuando termina la confesión sale libre, grande, bello, perdonado, blanco, feliz. Y esto es lo hermoso de la Confesión”. “Cuando yo voy a confesarme, es para sanarme: sanarme el alma, sanarme el corazón por algo que hice que no está bien. El ícono bíblico que los representa mejor, en su profundo vínculo, es el episodio del perdón y de la curación del paralítico, donde el Señor Jesús se revela al mismo tiempo médico de las almas y de los cuerpos”. El Pontífice explicó luego que el sacramento de la Confesión, Reconciliación o Penitencia tiene su origen en la Pascua del Señor cuando Jesús sopla sobre los discípulos y dice “los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen”. “Este pasaje nos revela la dinámica más profunda que está contenida en este Sacramento. Sobre todo, el hecho que el perdón de nuestros pecados no es algo que podemos darnos nosotros mismos: yo no puedo decir: ‘Yo me perdono los pecados’; el perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos perdón a Jesús”. “El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino es un regalo, es don del Espíritu Santo, que nos colma de la abundancia de la misericordia y la gracia que brota incesantemente del corazón abierto del Cristo crucificado y resucitado”. En segundo lugar, prosiguió el Papa, “nos recuerda que sólo si nos dejamos reconciliar en el Señor Jesús con el Padre y con los hermanos podemos estar verdaderamente en paz. Y ésto lo hemos sentido todos, en el corazón, cuando vamos a confesarnos, con un peso en el alma, un poco de tristeza. Y cuando sentimos el perdón de Jesús, ¡estamos en paz! Con aquella paz del alma tan bella, que sólo Jesús puede dar, ¡sólo Él!” “Es necesario confesar humildemente y confiadamente los propios pecados al ministro de la Iglesia. En la celebración de este Sacramento, el sacerdote no representa solamente a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que lo alienta y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana”. El Santo Padre hizo luego una pregunta para ser respondida en el corazón: “¿cuándo ha sido la última vez que te has confesado? Cada uno piense. ¿Dos días, dos semanas, dos años, veinte años, cuarenta años? Cada uno haga la cuenta, y cada uno se diga a sí mismo: ¿cuándo ha sido la última vez que yo me he confesado? Y si ha pasado mucho tiempo, ¡no pierdas ni un día más! Ve hacia delante, que el sacerdote será bueno. Está Jesús, allí, ¿eh? Y Jesús es más bueno que los curas, y Jesús te recibe. Te recibe con tanto amor. Sé valiente, y adelante con la Confesión”. “Queridos amigos, celebrar el Sacramento de la Reconciliación significa estar envueltos en un abrazo afectuoso: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. Recordemos aquella bella, bella Parábola del hijo que se fue de casa con el dinero de su herencia, despilfarró todo el dinero y luego, cuando ya no tenía nada, decidió regresar a casa, pero no como hijo, sino como siervo”. El Papa Francisco dijo finalmente que el hijo efectivamente sentía culpa y vergüenza, “y la sorpresa fue que cuando comenzó a hablar y a pedir perdón, el Padre no lo dejó hablar: ¡lo abrazó, lo besó e hizo una fiesta! Y yo les digo, ¿eh? ¡Cada vez que nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta! Vayamos adelante por este camino. Que el Señor los bendiga”.

viernes, 8 de agosto de 2014

Holocausto cristiano: "El Estado Islámico decapita a los niños"

RT Actualidad / Actualidad Holocausto cristiano: "El Estado Islámico decapita a los niños" Publicado: 8 ago 2014 | 10:38 GMT Última actualización: 8 ago 2014 | 11:09 GMT © REUTERS Ahmad al-Rubaye Un destacado líder de la comunidad caldea en EE.UU. denuncia que el Estado Islámico lleva a cabo un "genocidio" contra los cristianos en Irak En una entrevista a CNN, Mark Arabo, uno de los líderes de la comunidad caldea en EE.UU., advierte que "el mundo no ha visto este tipo de atrocidad en generaciones". El cristianismo ha muerto en Mosul. El Holocausto cristiano ha llegado "Hay un parque en Mosul donde [EI] decapita sistemáticamente a los niños y pone sus cabezas encima de palos. Cada vez más niños están siendo decapitados; sus madres son violadas y asesinadas. A sus padres los están colgando", relata Arabo, cuya comunidad tiene sus raíces precisamente en Mosul. "Este es un crimen contra la humanidad", subraya Arabo, y pide a la comunidad internacional que ofrezca asilo a los más de 300.000 cristianos que viven en esta región de Irak. Según los datos ofrecidos por el líder cristiano, alrededor del 95% de los cristianos ya ha huido de la zona donde se producen las hostilidades y el 5% se ha convertido al Islam. EI, insiste Arabo, ha señalado los hogares pertenecientes a cristianos y amenaza con la muerte a quienes regresen. "ElCristianismo ha muerto en Mosul. El Holocausto cristiano ha llegado", remata

viernes, 18 de julio de 2014

Los cristianos, expulsados de Mosul por el ISIL: “si no, la espada”

Tienen hasta el mediodía de mañana para abandonar la ciudad
La edición árabe de Aleteia confirma la noticia: Los cristianos deben abandonar Mosul en 24 horas o si no, su destino es “la espada”. En la imagen, el comunicado dirigido a los cristianos que aún quedan en la ciudad. Según las noticias procedentes de la ciudad, los líderes del califato llamaron a representantes de los pocos centenares de cristianos que quedan en la ciudad, para proponerles tres opciones: convertirse, o pagar un impuesto especial, o si rehusaban, “la espada”. Pero ningún cristiano acudió por miedo a lo que podría suceder. Así que el ISIL extendió este comunicado en el que, molestos por la ausencia de los cristianos, les ordenan abandonar inmediatamente la ciudad “y los límites del califato”, antes de las 12 del mediodía hora local. “De lo contrario, no tendrán de nosotros otra cosa que la espada”. La noticia la confirma a Bagdadhope monseñor Shleimun Warduni: “Los cristianos son obligados a dejar sus casas y a irse”. Al huir, les detienen en los “check point” “y se lo quitan todo, dinero, bienes, e incluso el automóvil, diciéndoles que se vayan a pie”. El número de cristianos que quedaba en Mosul era ya muy pequeño, entre 50 y 100 familias, pero no se sabe nada de su situación actual. Sólo se podrá contarlos cuando lleguen, se espera, a los pueblos de alrededor o al Kurdistán. fuente http://www.aleteia.org/es/internacional/articulo/los-cristianos-expulsados-de-mosul-por-el-isil-si-no-la-espada-5307888809541632?preview=1

viernes, 4 de julio de 2014

La Gracia Santificante es un don personal

Autor: P. Jorge Loring | Fuente: Para Salvarte La gracia santificante es una cualidad que hace subir de categoría al hombre dándole como una segunda naturaleza superior. 42.- La gracia santificante es un don personal sobrenatural y gratuito7 , que nos hace verdaderos hijos de Dios8 y herederos del cielo9. La recibimos en el Bautismo. 1. La gracia santificante es un don sobrenatural, interior y permanente, que Dios nos otorga, por mediación de Jesucristo, para nuestra salvación. Don sobrenatural: Supera la naturaleza humana. Don permanente: Mora en el alma mientras se está en gracia, sin pecado mortal Sólo Dios da la gracia santificante. Todas las gracias son concedidas por los méritos de Jesucristo. Dios nos da la gracia santificante para salvarnos10. La gracia santificante es una cualidad que hace subir de categoría al hombre dándole como una segunda naturaleza superior11. Es como una «semilla de Dios». La comparación es de San Juan12. Desarrollándose en el alma produce una vida en cierto modo divina13, como si nos pusieran en las venas una inyección de sangre divina. La gracia santificante es la vida sobrenatural del alma14. Se llama también gracia de Dios. La gracia santificante nos transforma de modo parecido al hierro candente que sin dejar de ser hierro tiene las características del fuego15. «Lo que Dios es por naturaleza, nos hacemos nosotros por la gracia»16. La gracia de Dios es lo que más vale en este mundo. Nos hace participantes de la naturaleza divina17. Esto es una maravilla incomprensible, pero verdadera. Es como un diamante oculto por el barro que lo cubre. El siglo pasado Van Wick construyó con guijarros una casita en su granja de Dutoitspan (Sudáfrica). Un día, después de una fuerte tormenta, descubrió que aquellos guijarros eran diamantes: el agua caída los había limpiado del barro. Así se descubrió lo que hoy es una gran mina de diamantes18. La gracia es un diamante que no se ve a simple vista. La gracia nos hace participantes de la naturaleza divina19, pero no nos hace hombres-dioses como Cristo que era Dios, porque su naturaleza humana participaba de la personalidad divina, lo cual no ocurre en nosotros20. Dios al hacernos hijos suyos y participantes de su divinidad nos pone por encima de todas las demás criaturas que también son obra de Dios, pero no participan de su divinidad. La misma diferencia que hay entre la escultura que hace un escultor y su propio hijo, a quien comunica su naturaleza21 . Cuando vivimos en gracia santificante somos templos vivos del Espíritu Santo22 La gracia santificante es absolutamente necesaria a todos los hombres para conseguir la vida eterna. La gracia se pierde por el pecado grave. En pecado mortal no se puede merecer. Es como una losa caída en el campo. Debajo de ella no crece la hierba. Para que crezca, primero hay que retirar la losa. Estando en pecado mortal no se puede merecer nada. Quien ha perdido la gracia santificante no puede vivir tranquilo, pues está en un peligro inminente de condenarse. La gracia santificante se recobra con la confesión bien hecha, o con un acto de contrición perfecta, con propósito de confesarse. (Ver números 80-84). El perder la gracia santificante es la mayor de las desgracias, aunque no se vea a simple vista. Sin la gracia de Dios toda nuestra vida es inútil para el cielo23. Por fuera sigue igual, pero por dentro no funciona: como una bombilla sin corriente eléctrica. Dice San Agustín que «como el ojo no puede ver sin el auxilio de la luz, el hombre no puede obrar sobrenaturalmente sin el auxilio de la gracia divina». En el orden sobrenatural hay esencialmente más diferencia entre un hombre en pecado mortal y un hombre en gracia de Dios, que entre éste y uno que está en el cielo24. La única diferencia en el cielo está en que la vida de la gracia -allí en toda su plenitud- produce una felicidad sobrehumana que en esta vida no podemos alcanzar. Esta vida es el camino para la eternidad. Y la eternidad, para nosotros, será el cielo o el infierno. Sigue el camino del cielo el que vive en gracia de Dios. Sigue el camino del infierno el que vive en pecado mortal.Si queremos ir al cielo, debemos seguir el camino del cielo. Querer ir al cielo y seguir el camino del infierno, es una necedad. Sin embargo, en esta necedad incurren, desgraciadamente, muchas personas. Algún día caerán en la cuenta de su necedad, pero quizá sea ya demasiado tarde. 2. Además de la gracia santificante Dios concede otras gracias que llamamos gracias actuales25, que son auxilios sobrenaturales transitorios, es decir, dados en cada caso, que nos son necesarios para evitar el mal y hacer el bien, en orden a la salvación26. Pues por nosotros mismos nada podemos. No podemos tener una fe suficiente, ni un arrepentimiento que produzca nuestra conversión. Las gracias actuales iluminan nuestro entendimiento y mueven nuestra voluntad para obrar el bien y evitar el mal. Sin esta gracia no podemos comenzar, ni continuar, ni concluir nada en orden a la vida eterna27 Según Pelagio, monje inglés del siglo V, el hombre con sus fuerzas morales puede, hacer el bien y evitar el mal, convertirse y salvarse. Pero la doctrina católica sostiene que el hombre no puede cumplir todas sus obligaciones ni hacer obras buenas para alcanzar la gloria eterna sin la ayuda de la gracia de Dios. Merecer el cielo es una cosa superior a las fuerzas de la naturaleza humana. Pero como Dios quiere la salvación de todos los hombres, a todos les da la gracia suficiente que necesitan para alcanzar la vida eterna. Con la gracia suficiente el hombre podría obrar el bien, si quisiera. La gracia suficiente se convierte en eficaz cuando el hombre colabora28. Los adultos tienen que cooperar a esta gracia de Dios. Dijo San Agustín: «Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti»29. «Dios ha querido darnos el cielo como recompensa a nuestras buenas obras. Sin ellas es imposible, para el adulto, conseguir la salvación eterna. »Nuestra salvación eterna es un asunto absolutamente personal e intransferible. Al que hace lo que puede, Dios no le niega su gracia. »Y sin la libre cooperación a la gracia es imposible la salvación del hombre adulto»30. Con sus inspiraciones, Dios predispone al hombre para que haga buenas obras, y según el hombre va cooperando, va Dios aumentando las gracias que le ayudan a practicar estas buenas obras con las cuales ha de alcanzar la gloria eterna. «Tan grande es la bondad de Dios con nosotros que ha querido que sean méritos nuestros lo que es don suyo»31 . Esta gracia, que nos eleva por encima de la naturaleza caída, la mereció el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo en la cruz. La obtenemos mediante la oración y los Sacramentos (ver números 95-97).